Dibujo Pintura (tempera); E. Pari Portillo |
Autor de la Introduccion: JUAN M. OTXOTORENA
Es un hecho que la docencia en la expresión gráfica
aparece hoy por hoy como una tarea particularmente comprometida por la presión
de sus circunstancias: marcada por apremiantes problemas de espacio vital y
autoconciencia e identidad disciplinar y, en concreto, por urgencias y
llamamientos a la vez —y sucesivamente— culturales, legales y profesionales.
De entrada, en efecto, ella es objeto de discusión
(o se demuestra sujeta a la controversia) bajo diversos aspectos y a diferentes
niveles: —por una parte, en lo relativo a su especificidad y autonomía real en
el marco de la revisión del reparto de tareas docentes e investigadoras entre Departamentos
y Áreas de Conocimiento, en tanto instancias involucradas en la misión de la
enseñanza de la arquitectura, que se perfila con ocasión de la revisión actualmente
en marcha de los Planes de Estudios de nuestras Escuelas; —y por otro, cosa que
refuerza lo anterior, en lo relativo a sus verdaderas posibilidades de futuro
al hilo de las fuertes tensiones a que se ven últimamente sometidos la
identidad y el alcance de la propia docencia de la carrera, al igual que en
términos globales el mismo porvenir de la profesión,en un mundo cuyos destinos
aparecen cada día más vivamente condicionados por el avance de la tecnología y
sus innumerables consecuencias en los órdenes político, económico y social, y
en lo referido a las inquietudes y actitudes culturales. Una coyuntura compleja
y dinámica Nos enfrentamos en suma a una reflexión ya en sí difícil y delicada
que, además, aparece enmarcada en una coyuntura particularmente comple
Es obligado empezar por la referencia general a la
tradición del Area de Conocimiento de Expresión Gráfica Arquitectónica y a su
función en el seno de las Escuelas de Arquitectura, considerando el carácter
unitario y sintético de la misión docente que el propio título le asigna de
manera global. La argumentación, no obstante, deberá referirse en todo momento
a las vicisitudes a que el papel de la docencia de las materias del Area se ve actualmente
sometida en el marco de la discusión general de los nuevos Planes de Estudios
de la carrera.
Esta discusión obliga a la reformulación de los
interrogantes básicos de cada una de las asignaturas y Áreas y de los diversos
Departamentos, referidos a su estatuto específico y su misión concreta en el
terreno de la enseñanza y la investigación.
Obviamente, la previsible compresión global de la
docencia de la carrera en un tiempo lectivo menor repercute de manera muy
directa en la de las materias de Expresión Gráfica; e impone un esfuerzo
inmediato de reflexión que sin duda, de entrada abona la apuesta por su
progresiva comunicación, coordinación e interacción, y en definitiva por dotar
al conjunto de su docencia de un creciente grado de integración.
Dicha reflexión se superpone e imbrica
necesariamente, por otra parte, con la correspondiente al curso del permanente
esfuerzo de replanteamiento, cuestionamiento y revisión del estatuto
disciplinar de la Expresión Gráfica Arquitectónica —como objeto y marco de
docencia en el programa de formación de los arquitectos— característico de las
últimas décadas.
Tal esfuerzo, de hecho, ha estado a su vez movido
por el desarrollo y la evolución histórica de los modos de entender y encarar
la arquitectura como oficio, como programa y como tarea a lo largo del rico y
complejo proceso que media entre los albores del Movimiento Moderno y, pasando
por la deriva de sus crisis sucesivas, la incierta e insegura situación
contemporánea: una evolución que, en todo caso, es correlativa de la propia de
los avances técnicos, el dinamismo del mercado y las estructuras y demandas sociales.
Aquella reflexión introspectiva que la actual
revisión global de los programas docentes reclama y espera de nuestro Area de
Conocimiento, precisamente, se nos muestra además sintomáticamente paralela a
la que suscita ya en sí misma, en general, la evolución real de los perfiles de
la profesión en el marco de las no menores transformaciones sociales y
culturales de nuestra época, dependientes a su vez en buena medida de otras
tantas expectativas de futuro en el orden del avance de la ciencia y el
desarrollo de la técnica. Vivimos a todas luces un tiempo de profundos cambios en
lo que hace a la figura del arquitecto y su inserción, papel o lugar en el marco
de los procesos productivos que afectan al mundo de la edificación.
El vertiginoso aumento del número de titulados
nacionales, la anulación de las fronteras internacionales, el impresionante
avance de las tecnologías y el propio dinamismo del mercado, con la
generalización y agudización de la competitividad profesional y la creciente
especialización de la demanda, definen sin lugar a dudas un nuevo y acuciante
marco de contraste para la docencia y aun la definición de la propia carrera
como tal.
Responda y siga o no a este fenómeno, el actual
proceso de reforma de los Planes de Estudios puede constituir en todo caso una
ocasión de oro para abordar la reconsideración correspondiente, y ver de
traducirla en SOBRE DIBUJO Y DISEÑO 12 líneas de trabajo y opciones pedagógicas
consecuentes con sus requerimientos y desafíos.
Por fin, la masiva incorporación de los medios
informáticos a la elaboración de documentos gráficos de todo tipo replantea
globalmente el modo de trabajar del arquitecto y, cuando menos, reclama una
revisión general de los hábitos de la docencia en la Expresión Gráfica: una
revisión simultánea a la ya motivada por la discusión de los nuevos Planes y la
evolución de la conciencia disciplinar y el perfil profesional, y desde luego
coherente y convergente con ella.
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